La emperatriz austrohúngara María Teresa quería que fueran blancos y los crió para que lo fueran, pero en realidad los caballos lipizanos nacen marrones o negros y se vuelven blancos más tarde. La raza se hizo famosa gracias a la actuación de la escuela de equitación española en Viena, por la capacidad de los caballos de estar bien entrenados para la formación ecuestre y las competiciones de carruajes. En su visita a Eslovenia, la Reina Isabel II recibió un Lipizzaner como regalo.